mayo 21, 2008

Acerca de los dos demonios

Recibo por estos días, correo de un tal Larraboure, que me manda notas, (creo) publicadas por el diario La Nación, (Cuál otro?) donde insisten con el tema de que en la dictadura de Videla y Cía hubo dos demonios. Hubo dos demonios? En toda contienda hay dos bandos, en este caso, de un lado estaban los usurpadores del poder que representaban por ende aunque mal al estado Argentino. Del otro lado había gente que pensaba, que querían una patria más justa y no estoy hablando de ciertas cúpulas que pactaron con los jefes militares para salvar su pellejo, no, estoy hablando de gente que sólo quería hacer cosas por su barrio, por sus semejantes, gente que pedía un boleto escolar y que a causa de esto fue torturada y desaparecida. ¿Es igual que alguien pidiera un boleto estudiantil y fuera reprimido hasta matarlo, torturandolo y desapareciendolo desde el poder del estado a un tipo que ponía una bomba y mataba a un policía o a un militar? Si encontraban al que había tirado la bomba desaparecía también, entre gallos y medianoche, ningún juicio, ningún abogado defensor y si por casualidad le encontraban una agenda, desaparecían los que figuraban en esa agenda, así fuera el plomero, el vecino o la amante y no supieran ni siquiera de que se trataba nada.
El familiar del militar muerto, del policía muerto, sabe que su familiar está muerto, sabe dónde está enterrado su cuerpo.
Los familiares de los desaparecidos no.
Los militares eran el estado, tenían a la justicia, podían recurrir a ella.
¿Dos demonios? Acá hubo sólo uno y lamentablemente sigue estando, se puede ver, cuando los que siguen a Pando o Etchecolatz desde la cárcel amenaza con que van a cambiar los vientos y no dicen les vamos a mandar la justicia con abogados defensores, no, dicen: sabemos dónde vivís, sabemos dónde van tus hijos a la escuela, sabemos dónde trabajas.
Más claro que eso? echenle agua.
Prometen otro baño de sangre, Dos demonios? NO. UNO SOLO.
Y saben que? Me da un miedo escribir esto, porque sé que si cambian los vientos me van a venir a buscar, simplemente por escribir esto, aunque jamás en mi vida haya tocado un arma.
Pero hago lo peor que a esta gente le duele: PIENSO