abril 17, 2007

Antonio Esteban Aguero

Nació en 1917 en Piedra Blanca, partido de Merlo, San Luis; sus padres, ambos docentes, pertenecían a tradicionales familias lugareñas.
De pequeño perdió a su padre y creció, junto a su único hermano, bajo el amparo de su madre, Doña María Teresa Blanch en una vieja casona de estilo colonial, que aún se conserva, y que se conoce como "la casa del poeta".
Desde muy pequeño demostró amor por la naturaleza, su talento creador y la fuerza y vitalidad interior que luego estallaría en sus poemas.
Egresado de la escuela Normal Juan Pascual Pringles de la ciudad de San Luis, volvió a su querido Merlo, donde publicó sus primeros poemas.
Colaboró por largos años con el diario La Prensa y la revista San Luis y desarrolló una vasta obra cantando a las costumbres y la gente de su pueblo, sus árboles, pájaros, arroyos, montañas y valles ...
Su idealismo político lo llevó a desempeñar importantes cargos públicos en su provincia entre los años 1955 y 1959, trabajando para la educación y la cultura.
Elia Barbosa, "Caserita" como él cariñosamente la llamaba, fue su compañera durante quince años y madre de su única hija, María Teresa. Posteriormente, Agüero se casó con Rosa Romanello, con quien vivió hasta su deceso en San Luis, el 18 de junio de 1970.
En los últimos años de su vida, sumido en un gran desamparo material y con su salud deteriorada, siguió escribiendo en ascendente madurez, para dejarnos un legado de maravillosa y conmovedora belleza.
Cumpliendo su deseo, los restos de Agüero descansan, desde 1984, en su Merlo natal.


Capitán de pájaros

Yo, Antonio Esteban Agüero,
capitán de pájaros,
general de livianas mariposas,
estoy en Buenos Aires,
la capital del Plata,
para ser presidente
y organizar la Patria.

Detrás he dejado
los pueblos que me siguen,
ejército de alondras,
la división blindada de los cóndores,
las águilas que saben del sabor de la piedra,
calandrias,
chalchaleros,
chiriguas mañaneras,
los secretos lechuzos que me pasan
la información del día y de la noche.

Tengo un millón de caballos
¿Escucháis su relincho?
Que rodean la urbe por sus cuatro costados,
sus jinetes son muertos de Facundo,
son muertos de Ramírez,
montoneros del Chacho
sableadores de Pringles,
domadores,
remeseros,
rastreadores,
guitarreros,
espectrales jinetes que cabalgan
mi millón de caballos.

Les ruego que se rindan
que depongan las armas,
que guarden los tanques,
y encierren los cañones,
porque mañana a mediodía
quiero estar en la Plaza de Mayo
sobre viejos balcones del Cabildo
para ser presidente y
prestar juramento:
por los ríos de sangre derramada,
por los indios y los blancos muertos
por el sol y la luna,
por la tierra y el cielo,
por el padre Aconcagua,
y por el Mar oceánico,
y por todas las hierbas y los bosques,
y por todas las flores y los pájaros,
y por el hambre de los niños pobres,
y la tristeza de los niños ricos,
y el dolor de las jóvenes paridas,
y la agonía de los viejos .....
Juro
Yo juro.
Hacer de este país la Patria.
Ordeno que se rindan
porque mañana a mediodía
entraré en Buenos Aires.
Tengo un millón de caballos
¿Escucháis su relincho?
Nadie podrá atajarme.