noviembre 26, 2006

Caracoles

¿Caracoles? No me hables de caracoles.
Ahora, a la luz de los hechos pienso que todo me lo indicaba.
Estaba cambiando uno en un reloj que tenía para arreglar, cuando entró ella.
Con unos ojazos azules, profundos y una cabellera rubia que daba la impresión de rebotar contra sus hombros tales eran sus rulos.
Habló y sonó como había sonado antes el llamador de ángeles colgado en la puerta, con una voz cristalina, pura y un acento inconfundiblemente extranjero.
-Buenas tardes. ¿Aquí reparan relojes?, Ay por favor, dime que sí.
-Buenas tardes, sí yo los reparo, ¿de dónde eres?- Le pregunté
–Vengo de Ciudad de México- me dijo y sonaron campanitas en mi cerebro.
Me entregó un reloj.
- No funciona y para mí es un recuerdo invaluable- me dijo-¿Podrías tu repararlo por favor?
-Por supuesto- le dije.
Lo reviso y noto que también este tenía el caracol roto, comienzo a cambiarlo y mientras tanto ella hablaba y hablaba y su voz me envolvía y su perfume me embriagaba.
Terminé de repararlo y ya era la hora del cierre, todos los relojes me lo estaban anunciando, pero yo no quería irme, no sin ella.
–Te invito a cenar- Le dije.
Aceptó.
Cerré la joyería y nos fuimos, primero a un bar dónde tomamos un café y continuamos la charla, no podía apartar mis ojos de su figura, no podía dejar de atender sus palabras.
Seguimos con cena y baile y ya casi de madrugada terminamos en la habitación del hotel donde ella paraba.
Ni bien entramos me pidió permiso:
–Voy a ponerme más cómoda, me dijo.
Sentí correr el agua de la ducha, puse algo de música y esperé unos minutos. Reapareció.
–Mi madre! Que hermosa!- pensé cuando la ví nuevamente.
Venía vestida sólo con un camisón corto y ancho, transparente y una botella de champagne con dos copas en la mano.
– Me encanta ese camisón- le dije
-Allá algunos le dicen chambra y otros le dicen caracol. Contestó
–Me encantan los caracoles de tu pelo, los de tu voz y sobre todo ese que cubre tu cuerpo. Bebí la copa que me extendía.
Después…, después sonaba un teléfono allá muy lejos.
Yo lo sentía lejos pero no, era un llamado de la conserjería del hotel.
-Señor, disculpe pero es la hora. Debe desalojar la habitación.
-Si, si ahora mismo voy. Dije.
La habitación me daba vueltas, vagamente recordaba haber soñado con mi madre protestando por que los caracoles le habían pelado todas sus plantas. Miré a mi alrededor.
No había nada, nada…, ni mi ropa…, ni mis llaves…, ni la billetera y ahí me cayó la ficha. El caracol mejicano me había dejado pelado.

noviembre 21, 2006

LA PREGUNTA


Hoy me hizo la pregunta y tendré que salir a buscar otra.

Yo soy coleccionista. Tengo varias colecciones pero la que más quiero es
la de tarjetas del primer aniversario de novios.

Ellas me las devuelven cuando se van. Ya tengo doce.

Cuando cumplimos un año les regalo una tarjeta, luego las traigo aquí,
a mi estancia, mi refugio. Aquí pasamos un mes solitos, pero siempre llega
la pregunta, pienso ¿no pueden sólo disfrutar?

Siempre elijo chicas solas, que no tengan familia, por que son mas vulnerables
y hubo de todo les digo.

La primera por ejemplo fue Marcela, con ella realmente conocí el amor,
mas tarde me traicionó, pero ya la perdoné, el tiempo todo lo cura.

La segunda, Ana, y la séptima, María eran hermanas, fue un error,
lo sé, pero no pude evitarlo, no sabía que Ana tenía una hermana pero
después ayude a que se reencontraran

Con Zorra, la quinta, fue sexo a primera vista y cuando estuvimos aquí,
fuera de la vista de todos ella dijo que las ropas estaban de más.
Tenía razón.
Me costó recuperarme de ese mes.

Después vino Naty, -Que dulzura! Era liviana, era etérea.
Su sonrisa, ah! Su sonrisa. Derretía a los más duros.

Hoy es el día, trece meses ya llevamos con Andrea, mi refugio, mi amada,
mi soñada.

Ella es la número trece. La llevé bordeando el lago y al llegar al otro lado hizo la

pregunta, la misma pregunta que las otras

¿Que son esas doce cruces?
¿Que son esas once cruces?
¿Que son esas diez cruces?

noviembre 17, 2006

El gusano muy ufano



Caminando por el campo

Me crucé con un gusano

Me miró muy fijamente,

Se paró sobre su cola

Y me dijo fieramente:

-¿Qué me miras pescado?




Me sentí avergonzado

Y miré para un costado

Y le dije en tono bajo:

-Discúlpeme, señor gusano

Yo soy hombre, ¿acaso

Tengo cara de pescado?




El gusano muy ufano

Sin moverse ni dar paso

Infló su pecho con bronca

Y me dijo –Por supuesto

Tienes cara de pescado

De pescado mal pescado.



Empezaba a ofuscarme

No entendía su arrebato

Y nuevamente le dije:

-Discúlpeme, señor gusano

Yo a usted nada le he hecho

Podría por favor dejarme paso.



Sin moverse y canchereando

Dijo: -No me muevo ni mamado

O si vos tenés aguante

A ver quien es mas valiente

Si querés seguir andando

Tirate al río, pescado!



Reconozco en este instante

Que se me nubló la vista

Y pensé.-No debo hacerlo

Más levante mi pie derecho

Hice una plasta el gusano

Y seguí andando, callado.

noviembre 12, 2006

Infierno



Imágenes infernales inician insomnio
Inútil intentar interferir
Intensas,
Impenetrables,
Incandescentes,
Inmovilizan invariablemente.

Imposible identificar:
¿Interior?
¿Intemperie?
Intérpretes insolentes inscriben
Instantes increíbles:
Intensos incendios,
Incruentos incestos,
Indescifrables inventos.

¡Idiota!!
¡Imbécil!!
Insulto
Intento imperfecta indiferencia
¡Imposible!!

Inmóvil interrógame
¿Interesa inquietud interior?
Incapacitado improviso ideas,
Inofensivas insinuaciones inteligentes
Infortunadamente insuficientes,
Insisto,
Insomne…
Insomne…
INFIERNO!